El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza acaba de inaugurar una espléndida exposición dedicada a la obra de Cristóbal Balenciaga –el modisto más admirado e influyente de todos los tiempos–, y a su estrecha relación con la pintura española, que constituye una de sus principales fuentes de inspiración.
Se trata de la primera gran exposición dedicada a Balenciaga que tiene lugar en Madrid en casi 50 años, y la primera en la que las creaciones del diseñador vasco alternan con una selección de pintura española como ejemplo de la innegable afinidad, tanto conceptual como formal y estilística, que existe entre la moda de Balenciaga y sus fuentes de inspiración.
Un total de noventa balenciagas, procedentes algunos de colecciones particulares y nunca expuestos anteriormente, alternan en las salas del Thyssen con cincuenta y cinco obras de El Greco, Velázquez, Murillo, Carreño de Miranda, Zurbarán, Goya, Madrazo y Zuloaga, cedidas por el Prado, el Museo de Bellas Artes de Bilbao o el Lázaro Galdiano; fundaciones: BBVA, Santander, Casa de Alba; y por colecciones privadas, como la de Abelló o la de Alicia Koplowitz.