Después de tantos días de silencio, dolor y pérdida, quisiera que este primer comentario del año fuera un homenaje al poder terapéutico del perfume; a su efecto balsámico sobre las heridas y a su capacidad para reconfortar el espíritu. Todos los buenos perfumes poseen una misteriosa capacidad sanadora. Y entre ellos se encuentra el que en mi opinión ha sido el mejor aroma de 2011: Cuir Fétiche de Maître Parfumeur et Gantier. Lo descubrí en noviembre y fue toda una revelación. Hacía mucho que no sentía un aroma tan conmovedor. Volveré sobre él en unos días.